Son muchos los sinónimos del término arbitrariedad, y la mayoría encajan perfectamente con el sistema de gobierno cubano, al menos así lo hemos sentido en más de una ocasión en carne propia. La última muy recientemente el jueves 15 de septiembre, cuando mi esposo se disponía salir en la mañana hacia la ciudad de Remedios para participar junto a otros colegas pastores en un curso sobre teología al cual estaba asistiendo desde el lunes de esa misma semana y que por demás la “Seguridad del Estado”, siempre tan al tanto de nuestros asuntos, ya conocía y se lo habían dejado ver unos días antes cuando estando él en las calles remedianas conversando con un amigo, el agente Raúl, nuestro más arduo perseguidor, le saludó solo para dejarle en claro que lo tenía bien en la mirilla. ¿Por qué entonces ese jueves el mismo agente se personó en Taguayabón para comunicarle a mi esposo que debía sufrir una detención domiciliaria que comenzaba en el momento en que se lo indicaban y terminaría cuando ellos dieran la orden? Esto sumado a todo un cerco, digno de la más barata película de acción hollywoodense, que se llevó a cabo durante toda la madrugada de ese día en la parte posterior de nuestra casa, acechándonos y custodiándonos para evitar algún deslizamiento por los patios. Cualquier ciudadano común en cualquier parte libre del mundo, quedaría sorprendido de saber que aún hay sitios o países como Cuba donde vivir estas escenas es algo que se hace cada día más frecuente, una arbitrariedad tras otra y lo más arbitrario aun es que luego no puedas quejarte a ninguna autoridad porque ha sido la “autoridad” precisamente quien ha violentado descaradamente tus derechos.
Foto a la derecha, el Pastor Mario F Lleonart junto a su esposa, Yoaxis Marcheco autora de este artículo.
Los planes de estudios teológicos que para ese día mi esposo se había trazado quedaron totalmente truncos, no pudo salir de casa y si lo hacía, reclamando sus derechos, entonces en vez de estar recluido en su domicilio lo habrían llevado a la fuerza a alguna unidad de instrucción de la Seguridad del estado para pasar un día o quizás más confinado en una celda. Nos preguntamos una y otra vez cuántas arbitrariedades como estas tendremos que vivir y padecer, por lo visto cada vez que a los guardianes del gobierno se les ocurra sospechar o necesiten intimidar a mi esposo o peor aún a la comunidad, utilizarán entonces recursos tan bajos y siniestros como este. Estamos seguros que esta detención fue una estrategia macabra para crear un ambiente desfavorable con respecto a la persona del pastor Mario Félix, solo para intimidar al resto, es un claro mensaje a nuestros vecinos y también a los fieles de la congregación: El pastor está fichado, lo tenemos todo el tiempo bajo nuestra mirilla escrutadora. Así los miembros de la comunidad en la cual vivimos y trabajamos se atemorizarán y lo pensarán varias veces para asistir a nuestros cultos, especialmente los niños, cuyos padres temerosos les prohíben visitarnos. La acción de este jueves tenía ese fin, crear un ambiente caldeado alrededor nuestro, ese era definitivamente el objetivo, porque estamos muy seguros de que la Seguridad del estado conocía claramente lo que Mario haría ese día y hacia donde se dirigiría.
Mientras escribo estas breves líneas observo de vez en vez un ejemplar del periódico Juventud Rebelde donde se destaca la lucha de los jóvenes chilenos y la intromisión policial en las marchas estudiantiles, me viene a la mente que además de ser el nuestro un sistema al que le vienen bien muchos de los sinónimos del término arbitrariedad como: injusto, tiránico, déspota, dictatorial, ultrajante, vejante, atropellador, autoritario e inoportuno; también le vendrían como anillo al dedo los de hipócrita y manipulador. Ese mismo día en que mi esposo fue apresado en su domicilio, muchos otros cubanos y cubanas fueron detenidos, en la mayoría de los casos apresados por varios días. Solo en Cuba la policía política no atropella a los manifestantes, comenzando porque en Cuba se niega la existencia de manifestantes, de opositores, disidentes contrarios a la política de los dictadores vitalicios y porque los represores se disfrazan de civiles y salen a golpear verbal y físicamente a las calles a quienes se manifiestan contrarios a la “Revolución-Involución” y además la policía política detiene a todos cuantos crean puedan ser posibles participantes de cualquier tipo de marcha, acto o manifestación que aglomere a un número de personas, disolviendo el acto antes de que comience, una estrategia precisamente para evitar el enfrentamiento en las calles de policías y fuerzas que créanme son bien represivas y aplastantes con quienes se manifiestan.
Que sigan mostrando a los cubanos lo que sucede en Chile y en otras partes del mundo y ocultando la cara infeliz del régimen decadente que nos mal gobierna, que continúen usando torpemente las armas que siempre han sabido usar, las de la mentira, la desinformación, el abuso y el atropello a los ciudadanos, todo el pueblo observa y estoy segura que ya han comenzado a valorar y en algún momento sacarán sus propias conclusiones, como también un día lo hice yo. Mientras tanto estamos seguros que tanto mi esposo como quienes estamos vinculados íntimamente a él continuaremos siendo víctimas apetitosas de las arbitrariedades de este régimen, pero nada nos preocupa, vivimos con la seguridad de que el que está de nuestro lado (Dios) es incontables veces mayor que el adversario.
*Profesora en el Seminario Teológico Bautista Luis Manuel González Peña .Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de la Habana y Master en Teología por el Seminario Evangélico Los Pinos Nuevos y por la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET, hoy Laurel University).Apoya el trabajo profético ante el sistema de su esposo el pastor Mario Félix Lleonart y ha publicado en diversas publicaciones digitales tales como Religión en Revolución y Conexión Digital.
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