¿Por qué se mantiene la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista en Cuba?

Dado que el régimen cubano afirma haber cambiado y que ya no es un violador de la libertad espiritual, ¿por qué mantiene la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos, regida por el Comité Central del Partido Comunista, tras la fría figura de la señora Caridad Diego Bello?
Muchas iglesias de aquí tienen entre los puntos de sus reglamentos el de actuar independientes del Estado. La Convención Bautista de Cuba Occidental, de la cual soy miembro, lo recoge así en sus normas. Sin embargo, al régimen no le conviene, ni le atrae la autonomía  de nuestras instituciones. Es tan evidente la injerencia gubernamental en todos los aspectos y organizaciones de la vida ciudadana, que resulta escandalosa. Penetra en todo y a todos, otorgando y quitando espacios, según su conveniencia, y calculando siempre todas las posibles maneras de sustentar su poder.
Caridad Diego Bello
El partido comunista, además de ser el único en el pobre panorama político nacional, es excluyente desde el punto de vista ideológico, sin obviar su marcada tendencia al ateísmo.
No hay forma de justificar la existencia de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del PCC, pues no le compete definir cómo deben proceder las instituciones religiosas del país. Tampoco es adecuado su papel de “pontífice supremo e infalible”, husmeando todo el tiempo en las decisiones eclesiales, concediendo o negando permisos para reuniones y celebraciones, autorizando o no visas de carácter religioso para creyentes extranjeros que deseen visitar iglesias en Cuba, o permisos para reparaciones de templos y edificaciones, o aprobaciones, que en la mayoría de los casos no son concedidas, para construir nuevos templos o establecer nuevas iglesias.
No es esta oficina, ni el partido que representa, los que deben entrometerse en las finanzas de las congregaciones cristianas, congelando cuentas bancarias como la de la Primera Iglesia Bautista La Trinidad, de Santa Clara, o regulando el número de cuentas por denominación, y socavando aún más la autonomía de las congregaciones locales. Tampoco tienen derecho a reunirse con los líderes denominacionales para darles “orientaciones” de cómo debe ser su comportamiento con respecto a otras iglesias, líderes o pastores, o con respecto al gobierno, o para limitar el área de acción de los mismos.
En fin, es poco el espacio para narrar todo lo negativo que representa la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba: injerencista, controladora, irrespetuosa de la autonomía eclesial, manipuladora. Símbolo, eso sí, de la ausencia de libertad religiosa que aún gravita sobre el pueblo cubano.
Fuente: Cubanet
*Yoaxis Bárbara Marcheco Suárez nació en Mayarí, Holguín, el 14 de agosto de 1973. Licenciada en Ciencias de la Información en 1998 en la Universidad de La Habana. Máster en Estudios Teológicos en la Facultad de Estudios Teológicos de Miamí, hoy Laurel University, por su modalidad de cursos a distancia. Ha publicado artículos en las revistas independientes cubanas Nacán y Convivencia. Funge como misionera apoyando a su esposo el pastor Mario Lleonart en dos iglesias bautistas al centro de Cuba. Es profesora del Seminario Teológico Bautista de Santa Clara. Recientemente abrió su blog Isla Interior incluido en la plataforma Voces Cubanas, y es parte activa de la twittosfera independiente cubana desde su cuenta @yoaxism.

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