Cuatro religiosos en Cuba dan sus criterios autorizados sobre la libertad religiosa en la Isla.

Dalia González Delgado.
En informes anuales, el Departamento de Estado norteamericano ha incluido a Cuba entre los países que imponen trabas al ejercicio de la religión. Si bien en la última edición de ese documento aseguran que "mejoró el respeto del gobierno", aclaran que "siguen vigentes restricciones importantes".
Sin embargo, no son pocos los especialistas que destacan el aumento de la fe en la esfera pública cubana. La adopción del carácter laico del Estado en 1992 facilitó la libertad de religión, y dos Papas han visitado la Isla, además de otros destacados líderes religiosos internacionales.
Esas "listas negras" que el gobierno estadounidense elabora de manera arbitraria y unilateral, donde evalúan a otros pero no a sí mismos, tienen motivaciones políticas, pues le permiten, en el caso de Cuba, justificar su política de bloqueo.
Con la intención de acercar a los lectores a criterios autorizados, Granma entrevistó a líderes de algunas denominaciones religiosas en nuestro país.
NO HAY MANIFESTACIONES ANTISEMITAS
En el templo Beth Shalom, de El Vedado capitalino, el vicepresidente de la Comunidad Hebrea, David Prinstein, aseguró que los judíos en Cuba nunca fueron perseguidos. "En los inicios de la Revolución había un distanciamiento entre las diferentes religiones y el Gobierno; si ocupabas algún cargo de dirección no podías ser religioso, pero no había persecución".
DAVID PRINSTEIN, VICEPRESIDENTE DE LA COMUNIDAD HEBREA.
Desde su experiencia personal, cuenta que sus padres fueron fundadores del Partido Comunista de Cuba, donde él también militó. "Nunca dejé de poner en mi expediente que pertenecía a una familia de judíos, mis padres no practicaban la religión, pero mis abuelos, que vinieron desde Polonia huyendo del nazismo, jamás abandonaron el templo".
Actualmente la Comunidad Hebrea cubana tiene alrededor de 1 500 miembros. La cifra rondaba los 15 mil antes de 1959, cuando la mayoría emigró a Estados Unidos. Hay en el país cinco sinagogas: tres en La Habana, una en Santiago de Cuba y otra en Camagüey.
"Aunque es una comunidad pequeña en cuanto a miembros, es grande desde el punto de vista de dinamismo, la cantidad de programas y proyectos que existen", asegura Prinstein.
Un reto para los judíos cubanos es cumplir con sus normas dietéticas, pues no pueden comer carne de cerdo, mariscos, peces sin escamas, ni aves con membranas entre las patas. A respetar esas pautas los ayuda el hecho de contar con la única carnicería privada que hay en el país. "Existe desde 1906, y después del triunfo de la Revolución se respetó", señala Prinstein, quien califica las relaciones entre su comunidad y el Gobierno como "inmejorables".
"Cuando aún no existía la Ley Migratoria actual, siempre pudimos viajar a los eventos internacionales a los que éramos invitados, tanto en América Latina como en Israel o Estados Unidos".
"No somos un país con manifestaciones antisemitas", concluye.
UNA IGLESIA NACIENTE EN CUBA
La Iglesia Morava, que surgió en 1457 en Europa Oriental, comenzó a trabajar en Cuba a finales de la década de los noventa. "Iniciamos como un grupo pequeño que se reunió en una casa, hasta que en el 2003 nos incorporamos al Consejo de Iglesias de Cuba como asociados fraternales", narra Armando Rusindo, presidente de la Iglesia Morava cubana, que se registró como entidad independiente en enero de este año.
ARMANDO RUSINDO, PRESIDENTE DE LA IGLESIA MORAVA.
Sin embargo, pudieron realizar sus actividades incluso antes de ese momento. Rusindo —quien insistió en que no se puede erigir en vocero de todos, pues habla desde su experiencia personal— considera que las tensiones entre el naciente Gobierno Revolucionario en 1959 y las religiones se debieron a incomprensiones mutuas. Ahora percibe un "despertar de la fe en los cubanos; algo que se nota en la cantidad de gente que asiste a las iglesias".
"Los avances que se han hecho son dignos de ser aplaudidos porque yo pienso que sí años atrás se nos hubiera dicho que íbamos a poder transmitir programas de navidad por la televisión o usar algunos teatros o plazas públicas para nuestras actividades, hubiéramos pensado que era un sueño y hoy es una realidad".
Sin embargo, considera que aún hay caminos por recorrer. "Demostrar cada vez mejor lo que la religión puede aportar a una nación, con nuestro ejemplo, conducta, entrega, servicio, consecuencia con nuestras ideas", subraya.
LA PRIMERA LIGA ISLÁMICA
Siempre ha habido musulmanes en nuestro país, pero en quinientos años de historia nunca existió una institución religiosa de ese tipo, explica Pedro Lazo, presidente de la Liga Islámica de Cuba, que surgió de manera oficial en el 2007, aunque desde antes funcionaba como grupo. "Desde los años noventa practicábamos, y nunca tuvimos ningún problema", asegura.
Asimismo, certifica que actualmente hay en el país miles de musulmanes, incluidos cubanos y estudiantes extranjeros. Aunque en la Isla aún no se ha construido ninguna mezquita, todos celebran libremente las actividades propias de su religión, como el Ramadán.
PEDRO LAZO, PRESIDENTE DE LA LIGA ISLÁMICA.
Pedro Lazo refiere además que tienen buenas relaciones con todas las religiones. "En nuestros estatutos está establecido que esas relaciones deben ser de excelencia, como las que tenemos que tener con nuestro prójimo, basadas en el respeto, la fraternidad, cooperación en todos los sentidos".
Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos ha tratado de presentar al Islam como una religión de terroristas. Según Pedro Lazo, eso tiene la intención de desacreditarlos, sobre todo luego de la invasión a Iraq, pero en Cuba han continuado su trabajo con normalidad, y han representado al Islam en eventos nacionales e internacionales.
"Las autoridades del Gobierno están a favor de la total y completa libertad de religión de la gente, eso se expresa no solo en la Constitución sino en acciones".
Pedro Lazo destaca la importancia del respeto entre las personas, que solo llega una vez que conozcamos las realidades ajenas. "Alá nos ordena respetar aquello en lo que la gente cree, aunque no lo compartas. Cuando tú eres capaz de conocer la realidad de los otros, los respetas y entonces ellos te respetarán".
IGLESIA CON RESPONSABILIDAD SOCIAL
En el barrio habanero de Pogolotti se erige desde 1987 el Centro Memorial Martin Luther King (CMMLK), una institución macroecuménica de inspiración cristiana, como sus miembros lo definen.
KIRENIA CRIADO PÉREZ, DEL CENTRO MEMORIAL MARTIN LUTHER KING.
Kirenia Criado Pérez, coordinadora del Programa de Reflexión y Formación Socioteológica y Pastoral de dicha institución, considera que el Centro Memorial "ha ayudado a romper un dualismo —que todavía permanece en la mentalidad de algunas personas— de que una cosa es la sociedad cubana y otra es la Iglesia".
A su juicio, la influencia social del CMMLK no ha sido solamente por la formación bíblica, teológica y pastoral, sino también por sus proyectos basados en la educación popular, que toman como base las ideas del educador brasileño Paulo Freire. "Abogamos por la participación. Creemos que todas las personas tienen un saber, que cuando se comparte en comunidad enriquece cualquier acción".
El Centro trabaja también el tema de la solidaridad, vinculado a los movimientos de América Latina, y tiene a su cargo la editorial Caminos. Además, se ha involucrado en la construcción de viviendas en Pogolotti. Asimismo, luego del paso del huracán Sandy por Santiago de Cuba, crearon un proyecto llamado Tu solidaridad cuenta, que movilizó personas de todo el país, quienes no solo hicieron aportes materiales sino que fueron a apoyar en la limpieza y la reconstrucción de viviendas.
Kirenia Criado considera que el Centro Memorial —junto a otras instituciones— ha contribuido a la comprensión de que la Iglesia es "un actor social más y, por lo tanto, es responsable por la transformación de la realidad".
"No creo que la iglesia pueda ser protagonista de nada, ni creerse que es un fin en sí mismo, porque no queremos una iglesia grande sino una sociedad mejor".
Aunque asevera que las relaciones con las autoridades cubanas "siempre han sido de muchísimo respeto", opina que se deben "abrir más espacios de diálogo".
"Cuba está en un proceso de cambios. Todos están pensando cómo cambiar el país, pero no todos quieren que tomemos el mismo rumbo. Eso mismo sucede en el caso de las iglesias. Por eso la importancia de entendernos, conversar y deshacernos de viejos preconceptos"

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