¿No será que los cubanos pasarán del infierno al monasterio?

¿No será que los cubanos pasarán del infierno al monasterio?
A partir del concordato de Worms en 1122 entre Calixto II y Enrique V, pasando por los concordatos entre Bonaparte y Pío VII o entre Adolf Hitler y Pío XI, la Iglesia habrá mantenido una línea invariable con tal de conservar su permanencia en contextos políticos potencial o realmente hostiles.
Así pues, los concordatos y las concesiones, las misiones y las reuniones informales aparecen a la luz de la Historia como males indispensables manejados por la autoridad pontificia a sabiendas de que todo pasa, como pasaron Enrique V, Hitler y Bonaparte..., indispensables los males  por muy repugnantes que parezcan. Tal parece ser la doctrina.
Ya en su momento, S.S. Juan Pablo II se sintió "profundamente afligido" después de conocer "las duras penas impuestas a numerosos ciudadanos cubanos, y, también, por algunas condenas a la pena capital" por lo que solicitó del D.M. ( Demente Mayor ) Fidel Castro  "un significativo gesto de clemencia hacia los condenados", pero el mundo supo la respuesta que  ese Nerón nuestro de cada día dio a la solicitud del sumo pontífice : tres cubanos que no habían cometido crímenes de sangre fueron fusilados para estabilidad de la industria turística.  ¡Tremenda gandinga que tuvo el tipo! y aquí no ha pasado nada...
Recordemos otra vez, el viaje del señor general de ejército Raúl Castro al Vaticano en diciembre de 1997.  Fueron tres largos días los que pasó Raúl Castro en Roma, un hombre de armas y de muertes, extático ante la Capilla Sixtina es algo que no nos podremos tragar ni bajo la tortura.
« Gato encerrao » hubo allí con esa estancia romana de nuestro general de oficina y aún muchos se anegan en conjeturas sobre la verdadera misión del hermano del Demente Mayor en Vaticano.
¿Qué asuntos de interés bilateral pudo tratar Raúl Castro durante los tres días que permaneció en Roma en aquel año 97?
¿Exclusivamente allí se trató de agenciar detalles ligados a la entonces futura visita de Juan Pablo II a Cuba?
Todo el mundo habrá visto lo que pasó después y lo que hace poco ocurrió con el compañero Moratinos y con el cardenal Ortega en el asunto de los presos desterrados,  lo cual nos incita a pensar que hubo y hay en torno a nuestro país una fantástica convergencia de intereses donde, por un lado,  el castrofascismo gana el tiempo necesario para desaparecer  de Cuba por vía natural y, por el otro, la iglesia católica pone pie firme en  esa  isla de  las  maravillas.
Es que desde la "Cienciología y dianética" hasta la "Iglesia internacional de Cristo" se cuentan por decenas las sectas que representan cultural y políticamente un peligro mayor para la vigencia de la iglesia católica en las Américas, razón por la cual, la jerarquía  recalca sistemáticamente que el movimiento sectario es un "un grave obstáculo para el esfuerzo evangelizador".
Un « grave obstáculo » y un peligro mortal menos en Cuba.

Muy pragmáticamente, la iglesia considera que su lucha contra el movimiento sectario es la prioridad: " Es necesaria una acción pastoral resolutiva para afrontar esta grave cuestión… " y cierto es que para la iglesia,  se trata esta vez,  en su calidad de base fundadora de la identidad occidental, de una lucha primordial contra las estructuras visibles u ocultas de los que promueven y manipulan intereses en torno al movimiento sectario en particular en América Latina y en Estados Unidos.
Cuba es un caso sui géneris porque si recordamos el rol a favor del pueblo oprimido que jugaron las iglesias en el final - a Dios gracias - de la R.D.A y de las otras dependencias soviéticas en Europa, no se puede decir que en el caso de Cuba estemos hablando de la misma metodología o como dicen mis amistades de Bayamo, « al totí, se le conoce por la cagá… ».
En Cuba, a lo largo de la historia, la iglesia habrá sistemáticamente tenido a bien mantener su presencia por encima de todas las consideraciones temporales y, de vez en vez, se monta en el caballo rengo como ocurrió durante las guerras de independencia en Cuba. (Allí están los archivos...).
Así que como las sectas cunden por Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Brasil, paradójicamente, la Cuba de los fusilamientos y de los presos políticos es la excepción que confirma la regla a la que la iglesia católica se arrima, ¡ojo!, la Cuba de la U.M.A.P y de los católicos reprimidos hasta el ensañamiento por un hombre que, si bien no se atrevió a ser cura, se deslizó hacia el oficio de inquisidor general.
Quiérase o no, el control omnímodo del estado castrofascista sobre la población es un estribo de oro que Raúl Castro vende a la iglesia con maña de tendero gallego pero nosotros,  los cubanos, no tenemos que hacernos ilusiones de ningún tipo con el viaje de un papa a nuestro país porque la República es asunto del pueblo y no de religiones.
Cuando hay tirano, ningún arreglo es posible y lo prueba el medio siglo que acaba de pasar.
In cauda: este artículo es regularmente actualizado porque, según su autor, el lío de los curas con los Castro es otro capítulo pendiente  en la « Verdadera historia de las Indias Occidentales ». Por ahí viene La Cosa…, ya vos veréis.
*Luis Tornés Aguililla nació en Bayamo en 1958,  y vivió en Camagüey hasta 1982, año en que emigró a Francia donde se graduó de Licenciado en Letras en la Universidad de Paris-Nanterre. En ese país fundó su familia, y nunca  ha regresado a Cuba. Sin embargo sus artículos muestran un acertado enfoque de la realidad cubana.
Fuente: Blog de Angelica Mora.


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