El próximo 6 de Julio del 2013 se cumplirá el 33 aniversario de la Masacre del Río Canímar. Es justo que este hecho regrese a la luz pública y se agregue a la ya larga lista de los atroces crímenes cometidos por las autoridades cubanas contra indefensos ciudadanos que por distintas vías han tratado de buscar libertad en otras tierras ya que en la suya eso no es posible.
El caso de la Masacre del Río Canímar es parcialmente conocido por algunos compatriotas dentro y fuera de la Isla y prácticamente desconocido para muchos otros. Este hecho criminal no debe ser olvidado y algún día los culpables de semejante asesinato tendrán que responder ante la Justicia.
Ese mismo día tenía lugar en la Ciudad de Matanzas una reunión del Partido Comunista de Cuba presidida por su Primer Secretario Provincial, Julián Rizo Álvarez. La noticia llegó a aquella reunión y el tal Rizo Álvarez acompañado por el entonces Jefe del Ministerio del Interior en Matanzas, Mayor Romelio Pérez León se dirigieron a la desembocadura del Río Canímar en la Bahía de Matanzas. La orden dada a gritos por Rizo fue: “De aquí no pueden irse”
Rizo Álvarez en un ataque de histeria continuaba gritando que no los dejaran salir hacia el mar y al observar en el muelle una draga arenera, dio órdenes para que la misma embistiera el barco de turismo. A la segunda embestida de la draga, el barco “XX Aniversario” se partió en dos y en unos segundos se hundió.
Hasta el Triunfo de la Revolución el señor Julián Rizo Álvarez fue un miembro de la Iglesia Bautista de Cuba y formó parte de la dirección de su revista de carácter religioso titulada “Proa”. Es muy difícil entender como alguien que un tiempo atrás se proclamaba cristiano fuera capaz de ordenar un asesinato tan cobarde como el de la Masacre del Río Canímar. La degradación de este sujeto dentro del género humano solo es comparable a la de los criminales del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Pocos meses después, Rizo Álvarez recibió el premio a su ignominia. Fue nombrado para ocupar un cargo en la Secretaría del Comité Central del Partido Comunista y luego lo hicieron miembro alterno del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de los casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no les dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno. "
Más información:
Nota del Editor: En los círculos bautistas de Cuba se hablaba muy poco de este siniestro personaje. En efecto estuvo viviendo en la sede de la Unión Bautista de Estudiantes Universitarios en El Vedado, La Habana, esto en los 50’s, allí vivían algunos de sus conocidos de esa época, pero nadie quería mencionar nada sobre el sujeto. El encargado del edificio siempre lo señalaba como una persona muy callada y de pocos amigos…, nada más. Los que lo conocían dentro de la Iglesia no hablaban o no querían hablar de él.
Vean a continuación un VIDEO sobre estos eventos.
0 comments:
Post a Comment